Conciencia-Realidad

¿Hemos conocido alguna vez la realidad en sí, sin la mediación de la conciencia? ¿Existía la realidad antes de ser conocida? ¿Cómo nos podemos acercarnos a esta cuestión con alguna garantía?

Cualquier afirmación sobre la realidad requiere ya del secreto acompañante, las palabras las dice una conciencia y es otra la que las recoge.

El sentido común nos dice que las cosas ya están ahí y que nosotros solo venimos a recogerlas. La conciencia, entendida así, sería como un contenedor vacío que se llena, se llena de realidad. La conciencia también podría ser como un espejo para la realidad: su reflejo. Pero nos falla la analogía porque sigue faltando “ese alguien” que mire al espejo.

¿Qué ocurre cuando soñamos que nos “vemos” viendo y a la vez “vemos” aquello que “ese yo” está viendo? ¿Cuántas conciencias puede ser una única conciencia?

La conciencia, siempre esquiva, podría ser el reducto inasible del sentido. Un punto sin extensión, infinito y sin lugar, en definitiva un aparente imposible.

Un imposible esencial no obstante. Desde el punto de vista de la materia como fenómeno no tiene lugar, ni tiempo, ni ocupa espacio.

La conciencia podría vivir en un límite imposible pero virtualmente existente, no un lugar sino una mera posibilidad. Una simple hipótesis pero la más necesaria de todas.

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