La conciencia podría ser semejante a un vacío que absorbe, una negatividad de materia que se apropia del mundo sin causarle efecto aparente.
Podría ser como un agujero negro que atrapase la luz y al resto de entes de la realidad. ¿Podríamos percibir alguna perturbación causada por esa absorción que realiza la conciencia de la realidad? ¿Sería esa misma perturbación la que captamos cuando alguien o algo nos mira sin que lo veamos realmente? ¿Ese sexto sentido del que en ocasiones se habla?
En la antigua concepción de la visión era el ojo el que emitía, no el que recibía, el que proyectaba un “algo” que permitía ver. Irradiaba el mundo haciéndolo así visible. Como una “mano” que tocara las cosas y nos diera una idea de cómo son. Y ni mucho menos se trataba de una ingenuidad. Muy al contrario, solucionaba muchos problemas que presenta la visión, como la perspectiva.
Pero la conciencia es también la configuración de un “algo”. Es una forma, no tanto un ser, la conciencia no es un ente sino la infinita configuración de cualquier ente. Podemos soñar “ser” no solo otra persona sino también otra cosa. La conciencia se parece así a una potencia plástica.
En cierta manera es posible que también pueda salir, de hecho es posible, que los ojos, los oídos, etc., en vez de captar lo exterior, sean esa “salida” para la conciencia. Algo que sale y configura. Pero que sólo es detectable en esa misma configuración.
Es por todo ello paradójica pues tanto sale al mundo como lo absorbe, sin saber dónde empiezan o acaban ambos procesos. Si es como un vacío, no es un vacío inerte, tiene potencia, tiene la potencialidad del “formar”.
La conclusión parece, por tanto, que la conciencia no es un ente, ni una energía, sino una “capacidad de configuración de posibilidades”, ¿un vacío creador?
Así la conciencia no sería “algo” sino la configuración posible de un algo. Las posibles formas que algo toma. Solamente captable en sus configuraciones.
Ser un sujeto dotado de conciencia es, también, la capacidad de ser un objeto y resulta en este sentido aparentemente contradictorio. Se puede ser alguien en la medida en que se pueda ser algo, sin que haya solución de continuidad entre ambos.