- El presente es la cercanía y la mutabilidad.
- El pasado es la lejanía (lo inalcanzable) y la inmutabilidad.
- ¿Dónde está el futuro?
- Si el pasado sólo podemos verlo a “grandes rasgos”, en lo gigantesco, ¿podemos ver el futuro en lo infinitamente pequeño y cercano?
- Del pasado sólo podemos conocer el gran rasgo, el gran gesto, ¿del futuro por tanto sólo podríamos conocer el ínfimo gesto, lo indefinido, indiferenciado y minúsculo?
- En nuestra “concepción” del futuro se dan la mano lo mutable (movimiento) y la intra-cercanía (lo minúsculo)
- ¿El futuro es por tanto una idealidad ontológica? ¿Una pura inexistencia?
Podemos explicitar la relación entre la espacialidad y lo pasado-presente-futuro del siguiente modo:
Para un observador cualquiera el espacio inmensamente grande (y alejado) constituye el pasado. Un pasado que se ha alejado de nosotros a la velocidad de la luz.
El futuro es lo infinitesimalmente pequeño, inabarcable por insignificante. El enigma de lo que aún no ha germinado.
El presente sería el espacio únicamente que podemos “habitar” de forma inmediata. Lo que alcanza mi mano y mi voluntad, eso es mi presente.