La historia del poder en Europa es la historia del poder de la “sangre”. Llevada hasta la cima por la nobleza de los pueblos “bárbaros” y sus sistemas de elección de herederos de sangre. Empujada hasta el interior del propio Imperio Romano.
La pureza de sangre de la España inquisitorial, así como el nacimiento de las naciones modernas como comunidades de sangre, son sus consecuencias históricas. Y después, la llegada de la biología y las razas. Todo un largo camino histórico que impregna Europa.
¿Cómo hubiese sido el poder sin esa aportación? La antigüedad greco-romana no lo hubiese entendido plenamente: “la importancia de la pureza de la sangre”.
La sangre es carne, parentesco, familia, filiación, son nombres propios, árboles genealógicos. Pero es mucho más, es una inclusión-exclusión que se ancla en un mundo natural apenas existente como entidad durante la antigüedad y la Edad Media.